domingo, abril 10

Texto tomado del diario La Jornada

ASTILLERO
Julio Hernández López
El desafuero de sí mismo
Adiós, Presidente

Sótanos en paz Carta zapatista

Portada de La Jornada de hace un añoHOY COMPLETARA VICENTE Fox su propio proceso de desafuero histórico. El sobrante que aún le quedara del bono democrático ganado en 2000 habrá de convertirse en saldo de números rojos (con riesgo de asumir ese color en términos socialmente literales). Aun cuando iba bastante avanzado en el proceso de dejar prematuramente de ser el representante institucional de todos los mexicanos, Vicente Fox parece decidido a pasar a una triste condición explícita de mero encargado protocolario de las funciones presidenciales que ya no podrá moverse con libertad y respeto por el país porque donde quiera le perseguirá el fantasma del desafuero faccioso que ha prohijado y porque, a partir del máximo error que está a punto de cometer hoy, quedará abiertamente en manos de los grupos de poder que han instrumentado el desenlace que todo hace suponer se dará en San Lázaro.
LA TRAGEDIA DE Vicente: abandonado como está desde hace años a los deleites estadísticos solitarios, remplazado en los hechos por la ambición de su cónyuge y por los yunques palaciegos, ahora deberá enfrentar la sublevación cuando menos de ánimos que el golpe hortelano (de Huerta) contra López Obrador provocará en muchos mexicanos. Pero ya no es Vicente el que gobierna, sino los segmentos oscuros que le han llevado a una guillotina histórica que le han hecho creer que es sólo para el peje abominado. Allí están, para ejemplo, los asomos desde los sótanos clásicos que hacen aparecer en espacios televisivos los anuncios de una organización, ''México en Paz", con los que se pretende cerrar conceptualmente la pinza del miedo y la amenaza que la Secretaría de Gobernación (¡oh, hombrecito de Bucareli, tu antecesor Díaz Ordaz te saluda!) había desplegado antes en medios electrónicos advirtiendo de la importancia de que los ciudadanos no se metan en pleitos ni anden de marchones o protestantes.
A PARTIR DE hoy, el señor Fox deberá apoyarse en dos muletas de factura cara y de fracturas impredecibles. Por un lado, en el grupo de Carlos Salinas de Gortari, que le ha conducido como Caperucita por el Bosque de San Lázaro para encontrarse con el Lobo Desafuero ("¿Para qué tienes esos votototes tan grandototes en la Cámara de Diputados?", preguntaría la ingenuidad campestre). Por otro, en los cuerpos represivos que le ayudarían a contener los ímpetus sociales que el golpe de San Lázaro provocara. Ya ayer, en Aguascalientes, a pesar de los esfuerzos de los elementos del Estado Mayor Presidencial (que ya han sido ruidosamente rebasados, tanto en una acometida de braceros a la casa de la madre del señor Fox, como en una visita a Ciudad Juárez), grupos de perredistas contrarios al desafuero lograron manifestarse frente al ex gobernador de Guanajuato.
ESE FUNCIONARIO DE protocolo será cercado y dominado ahora aún más por los halcones de diversa bandería que le rodean: los fundamentalistas de ultraderecha que creen llegado el momento de exterminar a izquierdistas y populistas; los empresarios conjurados alrededor del secreto Fobaproa que presionarán mediante vaivenes bursátiles, cambiarios y financieros; los militares politizados que dominan los principales espacios de seguridad pública, espionaje y represión, y las ambiciones desatadas de hombrecitos y mujercitas que están en absoluta disposición de enterrar prematuramente a su héroe para proclamar el nuevo.
EL DESAFUERO DE sí mismo que hoy se aplicará el licenciado Fox no significa en automático que el movimiento social de defensa de López Obrador pueda triunfar en términos jurídicos, políticos o electorales. Liberar fuerzas sociales contenidas es un riesgo alto que puede rebasar las buenas intenciones si éstas no tienen organización y mando respetable. Hasta ahora, aparte de la figura central que es el todavía jefe de Gobierno capitalino, el movimiento contra el desafuero no tiene ni partido ni estado mayor eficaces, convincentes, honorables. Si los nuevos encargados del poder ejecutante federal no tienen pudor en revivir tretas propagandísticas sucias como los mensajes mediáticos electrónicos de falso pacifismo, menos lo tendrán para soltar las jaurías provocadoras que justificasen esos temores preparados, inducidos, y que abrieran las puertas a la andanada diazordacista, huertista, largamente preparada.
ASTILLAS: EL 7 DE ABRIL de 1914, desde el campamento revolucionario que encabezaba en Morelos, Emiliano Zapata escribió a Pascual Orozco júnior sobre la decepción que le causaba ver, a quien había pretendido ser "obrero de nuestras libertades" y "redentor" de pueblos, "tornarse en centurión del poder de Pretorio de Huerta, marchitando sus lauros conquistados a la sombra de nuestros pendones libertarios". Dado que el antiguo revolucionario Orozco pretendía convencer a Zapata de que aceptara el golpe cuartelero dado por Victoriano Huerta, el suriano le diría: "no he podido menos que sorprenderme delante de la Revolución caída de sus manos como César al golpe del puñal de Bruto". Quizá, agregaba Zapata, ''usted, cansado de una lucha sin tregua y de un esfuerzo constante y viril en pro de nuestra redención política y social, abdicó de un credo que (...) recibió en medio de nubes, relámpagos y truenos, de glorias y libertades, pero usted, en vez de laborar por la paz, ha laborado por la guerra". Convénzase, añadía Zapata a Orozco, de la "triste significación que contiene la entrega de la bandera que juró (...); contemple que ha violado los principios que son el credo de una colectividad y que su responsabilidad es inmensa ante la historia, la Revolución y el pueblo engañado". Noventa y un años atrás, en un día como hoy... Tan contento anda quien se cree el nuevo presidente de facto (tomaría posesión hoy, al mismo tiempo que se votara a favor del desafuero de López Obrador), que se concede el lujo de aceptar la posibilidad de entablar un debate con quien para entonces ya habría sido despojado de su cargo y, posiblemente, encarcelado. Salinidad valiente... Y, mientras llega el momento de la verdad, ¡hasta mañana (¡Gulp!)!