jueves, marzo 26

Días como en esta semana, en que uno se levanta y recibe la muerte de un compositor, músico y poeta como Marcial Alejandro, el alma baja su balde al pozo y regresa rebosante de memorias, y el efecto es lacrimoso.
En 1983 compré el primer disco de Eugenia León, llamado Aquí, después de haberla visto cantar en el D.F.
Escuché por primera vez una composición de Marcial Alejandro,arena oscura hace 26 años, en ese disco de Eugenia León.
Con el Fandango aquí de Marcial Alejandro, interpretado por Eugenia León llegué aquí, a esta Ensenada tierra de mis padres,abuelos, tíos, primos...con el Fandango aquí, mi ciudad de adolescente, el Df, caía devastada por el terremoto del 85, yo aquí en la Ensenada, mis padres en el DF con algunos de mis hermanos...
El trago de mezcal y cerveza compartidos con Marcial Alejandro en Horas de Junio (Hermosillo,Sonora) su voz aguardientosa y el canto en el camión, rumbo a San Carlos. Las canciones que desde hace 26 años he escuchado se agolparon en mis ojos, esta mañana, y por eso este post Salud por Marcial Alejandro y sus canciones



Luz
Luz, a los poetas
para que no anden malgastando letras,
Luz es lo que falta
Aclarar la tinta que los mancha
escribir a oscuras como ciegos
cuando punza la verdad
escribir locuras con sosiego
simple la dificultad.

Luz en cada trazo
a quién llene de razón un cuadro
luz en cada grieta
a dónde eche un ojo la destreza
que al pintar la hondura
pinte el cielo
y si puede más allá
más allá, más allá

Luz a los guerreros
con inteligencia en los aceros
luz cuando se mueren
que a pesar de muertos
no se quiebren

luz dónde nos falte
al que tuerza fierros
y al que cante
luz que nunca sobre
para que apreciemos a la noche
para que apreciemos a la noche

que al llegar profunda
monte a pelo
pa´ que más profundidad...
Marcial Alejandro
Nacer a contraluz
a patadas y de mala gana.

domingo, marzo 1

el cansado azota el pie en la mesa
desarma radios portatiles y no descubre de donde proviene la voz
su cabeza gira
gira, y se derrumba sobre una aspirina

el sentido de la vida se pierde
en una taza de te
y el inconfesable deseo de dormir y
roncar tan fuerte sin autodespertarse

morir de risa
sacar la lengua
y estirarse tanto hasta desprender las cervicales

el cansado abofetea la almohada
y llora su insomnio.