domingo, febrero 23

En la perplejidad. Una forma de oscuridad donde uno trata de asirse al mundo conocido, de personas y objetos que nos dicen de nosotros mismos. Encontrarse, es hallarse en cualquier lugar, mirarse extraviado, ajeno, mirarse feliz, mirarse contemplando la vida o bien en pequeñas dosis de muerte diaria. Cada día asesino alguna de mis imágenes. La muerte ya la tenemos ganada por default, no hemos hecho nada para merecerla, sólo para acercarla o tratar de alejarla.

Recordar e ir incendiado.

sábado, febrero 22

Gloria Ortiz Ramírez

Yo sola llegué. Me dijo desde una nube, años de conocerle y siempre vi en su mirada aquella poesía que la desbordaba. Para algunos era la dejadez el mal, el inconveniente, la nube viajera, la insondable, la perpetradora de los males. Yo nunca pensé así y muchas veces contradije su infortunio con una visita a su calle, con una breve charla. Para mí era La Poeta. Aléjate me decían unos, no es buena compañía, aléjate me decían, y yo sólo la miraba con respeto, con una profunda admiración. Sus cuadernos llenos de poesía, de dibujos, de ríos, ramas, su letra manuscrita representaba descifrar la poesía.

Yo sola llegué, me decía aquella cruz clavada de golpe por su hijo en la tierra. Ese día que la enterramos el cielo era de un azul grisáceo y frío. Mientras moría yo cruzaba el cielo en un avión. No supe sus últimas palabras y si alguien me las dijo no las recuerdo ni el año ni el día de su muerte. Hay días como hoy en que quisiera su franca voz, su consejo, sus historias, leer sus poemas en sepia, fumar uno de sus Sports. Extraño las largas conversaciones y la poesía con que amedrentaba al mundo ese mundo que fue tejiendo de cuervos y luminosidad. Flora Calderón.

viernes, febrero 14

Una estampida

Patas, ojos, cartilagos colmillos a velocidades grotezcas resuenan en mi cabeza. Arrasan con lo ya pensado.
Hay memorias que nos recatan de los insondables laberintos oscuros.

Las cosas

Las cosas son una generalidad, un conjunto de objetos, sentimientos, experiencias, y dilemas, solos o en conjunto. También la cosa es la precisión de algo impronunciable por lo subjetivo o inherente a algún asunto.

La cosa es que la tierra tiene cientos de miles de kilómetros.
La vastedad de la cosa. La intensidad de la cosa.

domingo, febrero 9

¿Soñaste alguna vez un tigre? Una mirada que conmueva todos tus sentidos, preguntaba Roque a su reflejo en el aire. Le devolvía hojas recién nacidas al aire, fragmentos de sol, una estrella y heliotropos. Esperar. Esos sueños paralelos a la vida real, que un día se nos presentan como alucinaciones carnales.fcr

Para

Para que dejen de cantar las aves. Para no salir de casa.
Para encerrarse en lamentos. Para desactivar energía.
Para amoldarse a la taza de café. Para torturarse por guardarse del polvo.
Par no soñar. Para no disfrutar el naufragio.
Para callarse la luna y depositarla en el ojo vacío.
Para condolerse por lo no obtenido. Para deambular con un dolor en el pecho.
Para manifestarse en desentono con la vida.
Para restregarse una y otra y otra y otra vez contra los cristales
de las cosas pospuestas.
Para dejar de sentir todo ese terror ninguna de mis palabras sirven.
Nada, al parecer, que diga haga cante escriba, mitigará esos paraqués.
f.c.r

lunes, febrero 3

Acordeón


Voy a buscar, un rinconcito en el cielo,
para llevar, a mi amor.
Voy a buscar, un rinconcito en el cielo,
para escondernos, tu y yo.
Un rinconcito en el cielo,
juntos unidos los dos.
Y cuando caiga la noche
te daré mi amor
Ramón Ayala
,

Arrastrando los pies por la calle, lleva unos audífonos, camina como si quisiera hacer surcos sobre el maltratado pavimento. Sus ojos parecen buscar algo entre las nubes. Le he visto, desde mi esquina abrazar aves que van en pleno vuelo, sacar del bolsillo pequeñas flores, ramitas, y sonreír a los ventanales.

Le dijo a un viejo amigo que la vida le había presentado al amor de su vida, y que desde ese momento nada ningún tiempo existía. Le dijo a un gato que iba pasando que la vida le había mostrado como todo se hace por primera vez cuando se ama.

Hay quienes dicen que el amor es una civilidad en convivencia. Hay quienes argumentan el querer como un deseo. Sus razones tendrán. Pero yo lo veo en sus pantalones arrugados, en los calcetines dispares, en sus manos que se llevan el hirviente café a los labios, en el temblor de sus ojos, en la comisura de sus labios. Ahí no hay civilidad y el deseo no es nada más querer, sino devorarse.

Le encontré esta mañana, caminaba, un brazo cruzaba sus hombros, unos labios besaban su cabello. Jamás vi un abrazo como ese, jamás vi al amor paseando tan tranquilamente. Les miré a los ojos y las pupilas intensas paralizaron mi paso. Pensé cuando todo parece sin sentido, esos pasos acompasados esa mano en el hombro y acurrucarse en plena calle. Ese es el amor y no hay pactos, no hay convenciones. No hay más que ese abrazo, el beso, la caminata, la ola. Les vi flotar ascender al cielo a algún rincón lejano a mi mirada.
Flora Calderón

sábado, febrero 1

Molotov

Una cuestión particular es la mezcla de sustancias para hacer que algo estalle al mínimo contacto. Reunir resentimientos de diversos colores y formas. Resentimientos oxidados. Resentimientos con olor a clavo y menta. Resentimientos cloaca. Resentimientos burdel. Resentimientos en tarro helado. Resentimientos tintos y rosados. Se dejan remojando en el hipocampo durante tiempos intermitentes, justo ahí el perdón o el olvido no tienen cabida. Un coctel molotov que ya se encuentra en estado de rebeldía se hace estallar arrojándolo fuertemente sobre las personas acumuladas, que, en muchos casos es la misma de siempre.

Observando a una mujer y su compañero en el mercado en plena discusión, por demás inútil, sobre la madurez de los aguacates y los reproches de que se le olvidaron aquella vez en el horno envueltos en periódico,y luego salió un arbusto de finos hilos blancos. Sus miradas de odio acumulaban más que aguacates y sus metamorfosis. Entonces vi caer sobre el individuo un coctel molotov: aquella vez en que no respetaste mis deseos de mover el escritorio de lugar y en cambio trajiste un perro al cual detesto, no lo olvidaré jamás por que no respetas mis gustos y decisiones-arrojo la individua. Él sólo acertó a decir, no, en el mercado no. Y siguieron caminando como si nada. Dentro, un nuevo coctel explosivo comenzó a gestarse.

Para mí, oreja y mirona, receptora de varios cocteles en la vida, el acto ese, me devolvió mi propia bodega de cocteles, mis molotov pierden potencia, no tienen gran esencia, porque me inclino más a espetar la fisonomía del odio y el resentimiento de quien me arroja una molotov. Y sólo suelo recordar los gestos, el movimiento de las manos, la mirada, las líneas del rostro, la lengua, la venas en la sien y los gestos que pueden ir del enfado al llanto, la indignación y la herida, a veces se me queda alguna palabra. Mis botellas, las vi hoy en un estado semi-vacuo, si acaso gotas de sarcasmo... y risa, la risa que me escala siempre del ombligo a los labios.
Flora Calderón