domingo, abril 27

El parque

Hay un kiosko, por fuera los mosaicos son bellos. los enrejados torcidos y pintados de beige. Tiene exhibidores con fotografías antiguas del parque. Parece lindo. Pero su interior es un monstruo. Un fenómeno graciento que da un poco de miedo y asco. Tiene en sus entrañas un equipo de sonido un poco sofisticado, es una extraña bodega con escaleritas en caracol en un espacio reducido, para subir al escenario. Desde arriba el parque es diferente, está muy bonito, con muchas flores, un puente, una fontana. Pero hay que tener los ojos bien abiertos porque uno podría caer por el hoyo que va a dar a las escaleritas de caracol, no hay un barandal que lo limite.
La sensación de caer es instantánea, es mareadora. Caer entre sabritas botellas de agua y latas de soda. Ingredientes para gastritis (salsas, chamoy...)
Los pinacates tuvieron otra personalidad, es muy diferente encontrarlos entre, pasto, árboles, libros y pinturas, que en el baño de una estación de camiones.

Hay en el parque la conclusión de la semana, en cuerpos que sólo observan, niños que revientan en berrinches atómicos y regañan a su madre. Árboles -Daniel y yo plantamos un árbol en ese parque_ los árboles huellas de naturaleza sobre el pavimiento.