martes, noviembre 4

Angélica y negra, luz
Reír de olas sobre los caminos del mar,
Risa ahogada en lágrimas
El anciano suplicante mírate
Mientras, sobre repliegues, invisibles cortezas, arrastrando va los pies.

Como reflejo de su sangre te contempla,
Sangre que engendró a un Eteocles y un Polínce
Angélico y negro día;
El acre sabor de mujer que envenena al prisionero
Y surge de la ola, de la fresca rama llena de rocío.
Canta pequeña Antígona, canta, oh canta...
No te hablo del pasado; del amor te hablo.
Adorna tu pelo con espinas de sol, muchacha oscura.
Ha bajado al ocaso el corazón de Scorpio
El tirano en el hombre se ha marchado
Y todas las hijas del mar, Nereidas, Greas,
precipítanse hacia el luminoso advenimiento de la Anadyomena.

Aquel que nunca amó amará
En medio de la luz.

Giorgos Seferis

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